Seguramente cuando piensa en Nariño se le viene a la mente su diversidad geográfica y de climas, el Carnaval de Negros y Blancos, la rica gastronomía de sus regiones y una de las marcas tradicionales del departamento y de Pasto; Caffeto.
Sin embargo, más allá de ser una de las cafeterías más emblemáticas y recordadas por los nariñenses, pues los niños crecen probando su repostería y los adultos recuerdan en un bocado sus raíces, Caffeto es hoy una marca que después de 24 años en el mercado continúa creciendo, pero sobre todo, impactando positivamente a la sociedad que representa.
¿Cómo lo hace y cuál es su clave para el éxito? En palabras de Sigrid Koch, Gerente y cofundadora de la compañía:
“Desde que creamos Caffeto, en 1998, lo hicimos pensando en llegar a todas las generaciones a través de nuestros productos. Hoy hemos sobrevivido en el mercado y a la creciente competencia porque combinamos tradición e innovación teniendo claro que dentro de nuestro diferencial se encuentra la sostenibilidad, lo que hace que trabajemos diariamente por ser económicamente sostenibles y socialmente comprometidos”.
Como parte de este pilar del negocio, que es la sostenibilidad en los aspectos económico, social y ambiental, Caffeto creó T’íkay, un programa con el que desarrollan cada seis meses nuevas colecciones de “cafés especiales”, elaboradas con cosechas de pequeños caficultores de Nariño y sus fincas, a quienes, además, la compañía apoya a través de capacitaciones y asesorías técnicas en temas relacionados con la calidad, buenas prácticas agrícolas y el proceso del café, entre otros.
“El café tipo especial que elaboramos es un producto tributo a la caficultura tradicional nariñense. Al mejor estilo de los vinos premium, ofrecemos un café de grado especial, de calidad ejemplar y disponibilidad limitada. Le damos protagonismo a las prácticas artesanales, propias de la comunidad productora, que son cuidadosas en conservar la calidad en todo el proceso productivo, y que nosotros nos aseguramos de mantener en los procesos posteriores”, explica Koch.
Pero, adicional al desarrollo de un producto que exalta a la región, el principal objetivo del proyecto desde su creación ha sido impactar positivamente al entorno en el que opera Caffeto, por lo que hasta el momento ha trabajado con más de 40 caficultores de corregimientos como Buesaco, Sánchez, Chachagüí, Santa María, Arboleda y El Peñol.
Asimismo, la compañía trabaja de la mano con artesanos y artistas nariñenses que resaltan sus creaciones en los empaques de galletas de Caffeto en materiales como el tamo y barniz por lo que a su vez para el consumidor representan un suvenir. Adicionalmente permiten a los artistas aliados exhibir sus obras en los puntos de venta y los capacitan en diseño de producto para la aplicación de sus técnicas.
Los esfuerzos que hace la compañía por ser sostenible hacen parte de su identidad, pues son transversales a todos sus procesos y productos, y como consecuencia, a su capacidad para seguir vigente en un mercado cada vez más competitivo como el nariñense donde también son referente gracias al aporte que hacen al desarrollo de la región y a la generación de empleo.
Koch, quien fundó la compañía junto con dos socias, finaliza indicando que hoy Caffeto ha logrado posicionarse en el corazón de los nariñenses porque han logrado mezclar satisfactoriamente “el orgullo por nuestra identidad”, que se refleja en cada uno de los productos que expresan las tradiciones de Nariño y la adaptabilidad del negocio, entendiendo que cada vez más es fundamental ser una marca sostenible para ser relevante en el mercado.