En 1982, Ana Julia Montufar y Salvador Escobar, una pareja de nariñenses recién egresados de la universidad, quisieron aplicar su conocimiento para aportar al desarrollo de su departamento desde el principal sector económico de la región: el agropecuario.
Hoy, 39 años después, y tras superar todo tipo de obstáculos, la empresa que fundaron, Lácteos Andinos de Nariño, es un referente de la industria lechera que sigue proyectándose para cumplir con el objetivo de su creación.
Siempre hemos creído que las personas de nuestra región deben trabajar por su departamento, dedicarse a producir y buscar vías de desarrollo; esta es la base fundamental de nuestra empresa y bajo esa premisa continuamos trabajando,
ANA JULIA MONTUFAR
Teniendo su meta clara, los esposos ubicaron la planta de Lácteos Andinos en la vía Panamericana en Pasto, la principal del departamento, que les lo que les facilita una buena comunicación con diferentes poblaciones, una circulación de productos fluida y una cercanía a las fincas lecheras. Sin embargo, hace unos años lograr esto era bastante retador, pues no tenían servicios públicos ni una infraestructura adecuada que les permitiera tener buena comunicación con sus grupos de interés.
A pesar del duro escenario, Ana Julia y Salvador crearon la empresa con recursos propios y con créditos de bancos. Con el paso de los años, y tras reformar la planta de procesamiento, comenzaron a crecer gradualmente y a ampliar sus líneas de producción, siempre superando las adversidades y perseverando.
Gracias a esto, en la actualidad desarrollan diferentes productos lácteos de calidad, como quesos, fermentados, arequipe y mantequilla, entre otros. También son generadores de empleo, pues hoy cuentan con 40 colaboradores. Además, llegan a ciudades y municipios de toda la región.
Uno de sus grandes aportes a Nariño y a la industria es la ayuda a los pequeños productores:
“Logramos capacitar a ganaderos, mayordomos, ordeñadores y proveedores entre los 20 y los 60 años para mejorar los procesos de producción. Asimismo, y después de entender que los productores de leche tenían diversos problemas con los intermediarios, logramos formar una asociación de campesinos, con lo que casi abolimos a los intermediarios, y los ayudamos a formalizarse y a crecer por medio de subsidios. Por fortuna, para el departamento, estos grupos han servido de réplica y la organización continúa funcionando”,
dice Ana Julia.
Los aprendizajes y logros de estos empresarios son, sin duda, de gran enseñanza para los emprendedores y jóvenes nariñenses, a quienes les proponen que: “cambien el chip para buscar alternativas que permitan crear riqueza con materias primas propias para hacerlas llegar a diferentes regiones del país y al exterior.
Cambien el chip para buscar alternativas
que permitan crear riqueza con materias primas propias para hacerlas llegar a diferentes regiones del país y al exterior.
SALVADOR ESCOBAR